En esta ocasión especial, quiero compartir con ustedes una reflexión personal bajo el tema: “La Paternidad: de crisis a restauración”.
Quizás se pregunten:
¿Por qué compartir una historia personal?
Porque el Evangelio no es solamente doctrina o teoría: es una experiencia transformadora, profunda y personal, que cambia el curso de nuestras vidas.
Soy Jaime Bienvenido Galván Muñoz, el segundo Jaime en un linaje de hombres. Mi padre: Jaime Galván; yo: Jaime Bienvenido (sí, «Bienvenido» dondequiera que voy, con todo el simbolismo que eso implica); y mi hijo: Jaime Emmanuel, el primero que nació en un hogar donde por fin pudimos declarar con fe:
“Dios está con nosotros” (Mateo 1:23).
No crecí con modelos de paternidad saludables. Mis abuelos y mi padre fueron hombres de su época —como describo en mi libro ἔκστασις: Tres Experiencias de Éxtasis Espiritual que Cambiarán tu Vida —: emocionalmente ausentes, duros, con muchas fallas que difícilmente pueden considerarse ejemplos de verdadera hombría o paternidad.
Pero todo cambió cuando conocí a un hombre distinto, alguien que redefinió para mí lo que significa ser hombre, esposo y padre. Ese hombre es Jesús.
Lo conocí en las Escrituras y en el poder de su Espíritu Santo. Su compasión, su ternura, su respeto hacia las mujeres, su capacidad de llorar ante el dolor, su amor sin condición… todo esto transformó mi entendimiento de lo que significa ser hombre y padre. Aún me queda mucho camino por recorrer, pero hoy puedo decir que he conocido al Padre de los padres.
Y sé que esto puede parecer contracultural. En tiempos donde se critica fuertemente la Biblia como fuente del patriarcado y del machismo, quiero decirles con firmeza:
Nuestro Padre celestial no es así.
Lo veo en Jesús.
Cuando el discípulo Felipe le pidió a Jesús que les mostrara al Padre, Él respondió:
“—Felipe, ¿he estado con ustedes todo este tiempo, y todavía no sabes quién soy? ¡Los que me han visto a mí han visto al Padre! Entonces, ¿cómo me pides que les muestre al Padre? ¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que yo digo no son mías, sino que mi Padre, quien vive en mí, hace su obra por medio de mí.”
— Juan 14:9-10, NTV
En Jesús podemos ver reflejado al Padre celestial. Él nos invita a dejar atrás los modelos rotos de paternidad y permitirle restaurar en nosotros un nuevo modelo, uno lleno de gracia, verdad, perdón y amor.
A todos los hombres de nuestra comunidad les invito a mirar a Jesús.
En Él podemos ser transformados.
En Él, la paternidad pasa de la crisis… a la restauración.
¡Feliz Día de los Padres!
Con respeto, gratitud y esperanza,
APÓOL JAIME B. GALVAN MUNOZ, MDiv.