Palabras hebreas y griegas para primeros frutos o primicias:
Para iniciar hagamos un análisis sencillo de las palabra hebreas y griegas que se traducen como Primicias o Primeros frutos en la Biblia:
בּכּוּר – bikkûr
Definición de BDB:
1) primicias; 1a) se refiere a los primeros cultivos y frutas que han madurado, recolectados y ofrecidos a Dios de acuerdo con el ritual de Pentecostés; 1b) se refiere al pan conformado con el nuevo grano en Pentecostés; 1c) se refiere al día de los primeros frutos (Pentecostés).
ἀπαρχή – aparchē
Definición de Thayer Dictionary:
1) ofrecer el primogénito o las primicias; 2) llevar las primicias de las producciones de la tierra que se ofrecían a Dios. Se refiere a la primera parte de la masa, de la cual se preparaban los panes sagrados. Por lo tanto, es un término que se aplica a personas consagradas a Dios para siempre; 3) se refiere a personas superiores en excelencia a otros de la misma clase.
Diccionario Bíblico de Easton:
Los primeros frutos de la tierra se ofrecían a Dios como el primogénito del hombre y los animales. La ley requería lo siguiente:
1. Al día siguiente del sábado de Pascua, una gavilla de maíz nuevo debía ser agitada por el sacerdote ante el altar (Levítico 23:5, 23:6, 23:10, 23:12; 2:12).
2. En la fiesta de Pentecostés, dos panes secos hechos de la nueva cosecha debían ser agitados de la misma manera (Levítico 23:15, 23:17; Números 28:26).
3. La fiesta de los Tabernáculos era un reconocimiento de los frutos de la cosecha del Señor (Éxodo 23:16; Éxodo 34:22).
4. Cada persona debía consagrar una parte de los primeros frutos de la tierra a Dios (Éxodo 22:29; Éxodo 23:19; Éxodo 34:26; Números 15:20, 15:21).
5. La ley ordenaba que no se recogieran frutos de los árboles frutales recién plantados durante los primeros tres años, y que los primeros frutos del cuarto año fueran consagrados al Señor (Levítico 19:23-25).
6. Jeremías (Jeremías 2:3) hace alusión a la ordenanza de las «primicias», refiriéndose a Israel como la primicia de las naciones.
Calendario de las fiestas solemnes de la LEY:

Las Tres Primicias y su Significado en el Nuevo Pacto:
Pascua: Cristo es nuestra Pascua, a través de la cual Dios pasó por alto nuestros pecados y nos sacó del reino de las tinieblas, liberándonos de la muerte (Egipto): «Limpiad la levadura vieja para que seáis masa nueva, así como lo sois, sin levadura. Porque aun Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado» (1 Corintios 5:7 LBLA).
PRIMERA PRIMICIA: Después de la Pascua, se ofrecía una primicia de pan sin levadura (Levítico 23:5-8). Este pan sin levadura representa a Cristo, quien fue encontrado santo y justo en su juicio después de la muerte, por lo tanto, fue resucitando de entre los muertos y sentado a la diestra del Padre, elevado como las primicias en la Ley. Él es las primicias de los que resucitarán (de la iglesia del Nuevo Pacto): «Pero ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron. Porque, así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego, los que son de Cristo en su venida; después, el fin, cuando entregue el reino a Dios el Padre, cuando haya abolido todo dominio, toda autoridad y potencia» (1 Corintios 15:20-24 LBLA).
Después de Contar Siete Semanas (49 días) llega el día de Pentecostés.
SEGUNDA PRIMICIA: En el día de Pentecostés (día 50), se ofrecían dos panes con levadura (Levítico 23:15-17). Estos dos panes representan a los dos pueblos, judíos y gentiles, que también han sido elevados y sentados con Cristo en los lugares celestiales (Efesios 2:6). A diferencia de la primera primicia, estos dos panes sí tienen levadura, pecado; pero aún así son elevados en Cristo. También hemos recibido las primicias del Espíritu, que es el primer fruto de nuestra herencia en Cristo, y hemos experimentado los poderes del tiempo venidero.
«Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa donde estaban sentados, y se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse» (Hechos 2:1-4 LBLA).
Cuando celebramos el día de Pentecostés desde la perspectiva cristiana, celebramos la primicia de la iglesia llena del Espíritu Santo.
«Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados), y con él nos resucitó, y con él nos hizo sentar en los lugares celestiales en Cristo Jesús, a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de su gracia por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús» (Efesios 2:4-7 LBLA).
Como mencionamos arriba, fuimos elevados junto con Cristo a lugares celestiales cuando el ascendió para sentarse a la diestra de la Majestad de los Cielos.
«Pues él mismo es nuestra paz, quien de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, estableciendo la paz, y para reconciliar con Dios a los dos en un solo cuerpo por medio de la cruz, habiendo dado muerte en ella a la enemistad. Y vino y anunció paz a vosotros que estabais lejos, y paz a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos nuestra entrada al Padre en un mismo Espíritu» (Efesios 2:14-18 LBLA).
Estos son los dos panes, judíos y gentiles, siendo un solo cuerpo en Cristo.
«El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios, y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la revelación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo esperamos» (Romanos 8:16-25 LBLA).
Tenemos las primicias del Espíritu, porque aún nuestro cuerpo no ha sido redimido en la resurrección el día de su venida. Así que cuando celebramos pentecostés celebramos también el poder disfrutar de las primicias de las promesas escatológicas que hallarán cumplimiento después de la resurrección. Hebreos 6:4-5 dice que los que tenemos el espíritu santo, hemos probado, hemos experimentado las primicias del mundo venidero:
«Porque en cuanto a aquellos que una vez fueron iluminados, que probaron el don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, que gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero...» (Hebreos 6:4-5 LBLA).
TERCERA PRIMICIA: Durante la Fiesta de los Tabernáculos, en el mes séptimo, número que representa la perfección (Éxodo 23:16; Éxodo 34:24). Estas primicias consistían en los frutos de la cosecha, marcando la fiesta de la cosecha o de la siega al final del año. Profetizaba la siega del fin de este mundo:
«Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del maligno; el enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del mundo; y los segadores son los ángeles. Así como, pues, se arranca la cizaña y se quema en el fuego, así será en el fin de este mundo» (Mateo 13:37-40 LBLA).
En esa siega, los creyentes somos las primicias de las criaturas, por eso la creación anhela ese día para que ella misma sea liberada de la corrupción, la muerte y el pecado y experimente la libertad gloriosa de los hijos de Dios:
«Por su propia voluntad nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos primicias de sus criaturas.» (Santiago 1:18 LBLA).
«Porque el anhelo profundo de la creación es el aguardar la revelación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sometida a vanidad, no de manera voluntaria, sino por causa de aquel que la sometió, en la esperanza de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos también gemimos dentro de nosotros, esperando ansiosamente nuestra adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo» (Romanos 8:19-23 LBLA).
Las Primicias manifiestan un principio espiritual:
«Pues si las primicias son santas, también lo es toda la masa; y si la raíz es santa, también lo son las ramas» (Romanos 11:16 RVG10-R).
Como la iglesia se santifica en la primicia que es Cristo, así también, la creación se santifica en el último día – el día de la siega y de la resurrección y redención de nuestros cuerpos (1 Corintios 15). Ese día se cumplirá la promesa que Pedro nos recuerda:
«Pero el día del Señor vendrá como ladrón, en el cual los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos serán destruidos por el fuego, y la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser destruidas de esta manera, ¡qué clase de personas no debéis ser vosotros en santa conducta y en piedad, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros, según su promesa, esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz» (2 Pedro 3:10-14 RVG10-R).
5 respuestas a “Las Tres Primicias del Nuevo Pacto”
hoy en día las iglesias piden las primicias en efectivo.
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Si pero es que hoy nuestra economía no se basa en el trueque de animales o frutos vegetales, sino que el fruto de nuestro trabajo es en dinero. Dios de todas formas es el dueño del oro y la plata y quiere que lo honremos con todos nuestros bienes materiales y con las primicias de todos nuestros frutos, para así darnos sobreabundancia en nuestras vidas – Proverbio 3:9-10 dice: «Honra al SEÑOR con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos; entonces tus graneros se llenarán con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto» (LBLA). Así que sí las Iglesias reciben las primicias del pueblo para Dios en efectivo porque es parte de la Palabra de Dios y es una forma de honrar a Dios, recuerda Dios honra a los que le honran y cuando das con fe y alegría tus ofrendas son agradables a Dios y el te añade de su favor y bendición (Salmo 96:8; 103:13; 111:5; 2 Corintios 9:7; Hebreos 11:4,6).
A su vez, el principio de primicias va mucho más allá que solo las finanzas, esta envuelto en la consagración de lo primogénitos en el libro de Levítico, en la ofrenda de Isaac por Abraham, en la ofrenda del Padre del primogénito de toda creación, etc.
Espero haber añadido a tu comentario alguna luz… te bendigo en el nombre de Jesús.
Apóstol Jaime Galván
Centro CREE
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no debemos mesclar la ley con la gracia, pues uno es el pacto de la ley y otro el pacto de la gracia, no demos traer los cosas antiguas a la vida nueva, pues las cosas viejas pasaron; y la ley fue eliminada por el señor Jesucristo, y solo esta vigente para el pueblo de Israel, no para los gentiles o iglesia de Jesucristo.
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Difiero totalmente de sus cometarios y por cierto no los puboliocaré porque creo que se acerca peligrosamente a la blasfemia contra el Espíritu Santo.
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Exelente
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