Es tiempo, y lo será por los próximos años, de ayudar a Haití a levantarse. Nación a nación se ayuda y se han abierto puertas, así que nosotros como la nación santa de Dios, la Iglesia, sus reyes y sacerdotes, debemos actuar hoy como embajadores de su amor eterno, su misericordia y poder. Debemos llevar el Evangelio del Reino con todo lo que es hoy, resurrección, restauración del orden de Gobierno de Dios, sanidad, perdón misericordioso, provisión sobre natural, todo lo que hacía Jesús y cosas aún mayores. Oremos para que los enviados de las iglesias, los apóstoles enviados puedan resucitar a los muertos, sanar a los enfermos, libertar a los endemoniados, proveer sobrenaturalmente con el poder de Dios y amar como Dios ama a Haití. Oremos para que el corazón de los hijos se torne al Padre en Haití para que toda maldición de sobre esa tierra sea quitada y que en este tiempo que necesitan ayuda los embajadores del Reino de Dios podamos entrar y bendecir con la buena noticia del Evangelio del Reino. Estos son algunos versículos referentes a esto: 1 Pedro 2:9; Apocalipsis 1:6; Romanos 15:26; 2 Corintios 6:10; Gal. 2:10; Santiago 2:5; 2 Corintios 5:20; Juan 5:20; Juan 14:12; Mateo 10:7-8; Mateo 28:18-20.
